sábado, 27 de agosto de 2011

Te quiero cariño.

Llevo días pensando... Pensando en la suerte que tengo de tenerte en mi vida. Pensando en cada sonrisa que me has regalado hasta el momento, en cada momento que hemos vivido.
El mundo parece no haberse dado cuenta aún de lo bonito que es tenerte, parece que todo se resiste... Es como si no llegara el momento. Pero nosotros si que nos hemos dado cuenta, y nos hemos dado cuenta de que estamos ganando la partida. Estamos pudiendo con cualquier obstáculo. Los kilómetros no son ningún tipo de problema cuando te das cuenta que la belleza de nuestro amor lo puede todo.
Lo precioso es cuando miras atrás, miras todo el tiempo que ha pasado, recuerdas cada mueca que hacíamos a la hora de despedirnos y no vernos en semanas... Entonces, pienso: Si, el mundo puede que no se haya dado cuenta aún, pero nosotros lo hemos vivido como hemos podido.
Lo nuestro ha sido y está siendo real. Son tres meses los que llevamos creando una historia, y créeme que ni con todo el tiempo del mundo, habría imaginado otra más preciosa que ésta.
Si ahora mismo estuviera en mi mano pasara el tiempo que me queda contigo, créeme que no dudaría ni un sólo momento en aceptar.
Las personas van en busca de la felicidad. Yo ya la he encontrado.

domingo, 21 de agosto de 2011

No siento dolor, ni tampoco rabia.


No siento dolor... ni tampoco rabia, ni odio, ni resentimiento. Es curioso, porque esos tres sentimientos me han acompañado desde que era un niño, engendrados por las palizas de mi padre y la indiferencia de mi madre.

Borré de mi interior cualquier rastro de humanidad y me convertí en una fiera. Perseguí con ansia el poder y recorrí de su mano un camino de muerte y sufrimiento. Los hombres me temían... las mujeres se metían entre las sábanas de mi cama.

Poder, riqueza, fama... conseguí todo lo que había deseado y sin embargo me sentía muerto. Sí, estaba muerto... y para darme cuenta bastó sólo una mirada. Una mirada que giró mi vida 180 grados. Ella me miró de una forma diferente, vio que dentro de la fiera todavía existía un poquito de humanidad... y ella me trajo de nuevo a la vida.

Me dio el cariño que siempre había necesitado, con mi razón para sobrevivir, para dejarlo todo atrás y querer empezar de nuevo. Me arrepiento de muchas cosas, pero no cambiaría por nada del mundo un último amanecer al lado de ella.

Si este es el precio que debo pagar por haberla amado, no hay nada en toda mi vida que me haya salido más barato. No siento dolor, sólo quiero quedarme así... para siempre... en los brazos de Catalina.

Scusa ma ti chiamo amore.


Cuando pierdes el tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estarías loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que él haya colgado compruebas que lo ha hecho de verdad, entonces estás perdido... O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo.

Creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estás convencido de haber encontrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo.
Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece perfecto, cuando crees haber dado todas las respuestas o, al menos, la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué responder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, cantando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razonar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones...

jueves, 11 de agosto de 2011

3.6.11.


El día que comencé a vivir mi propia historia de amor se podría decir que fue un tres de junio de este año. Aunque, siendo sincera, podría decir que esto venía de unos meses anteriores. El amor llega en cualquier sitio, a cualquier hora. A mi me llegó en los pasillos del instituto. Lo que menos me esperaba, era que al pasar de un pasillo a otro, ahí estaría él. A partir de ese momento, mi cabeza no paraba de pensar y pensar en él, y mi corazón me reclamaba a gritos darle la oportunidad de sentir, por primera vez, por alguien. Yo necesitaba sentir. A partir del 13 de mayo, comencé a vivir una historia un poco por mi cuenta, pero el 3 de junio, esa historia ya era de dos. Lo único que le pido a la vida, es que igual que ha tardado tanto en ofrecerme esta oportunidad de vivir y sentir de tal forma, tarde mucho más en quitarme esta forma de vida. El hecho de despertar cada mañana y sentir que tu ojo derecho se abre por esa persona, y que cuando tu ojo derecho ya está acostumbrado al sol que entra por esa ventana, es esa persona quien te hace abrir el izquierdo. Y entonces, poder contemplar de tal forma la belleza del día a día. Puede que resulte un poco pronto hablar de Amor, y otras habladurías, pero lo que siento solo lo puedo saber yo e intentar de alguna manera que también lo sepa mi pareja. Con que esa persona lo sepa, me basta. El mundo, en esta ocasión, pinta poco.

A todos los que aún no hayan tenido la oportunidad de conocer el amor, ¡pedíroslo para reyes!, debería ser el regalo más solicitado, en lugar de tantos objetos de los cuales nos terminamos cansando.

Un abrazo.