domingo, 21 de agosto de 2011

Scusa ma ti chiamo amore.


Cuando pierdes el tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estarías loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que él haya colgado compruebas que lo ha hecho de verdad, entonces estás perdido... O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco lo mismo.

Creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estás convencido de haber encontrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo.
Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece perfecto, cuando crees haber dado todas las respuestas o, al menos, la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué responder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, cantando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razonar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones...

No hay comentarios:

Publicar un comentario